Yo cocino... o lo intento (?)














No soy una gran gourmet, ni lo intento tampoco... De hecho tengo grandes problemas con el tema de la comida, porque, no me llama la atención. Me alimento porque es una necesidad biológica, que se ve en mi quedó dormida, nunca tuve gran fascionación ni por las comidas ni lugares de comer...

Pero él... el mas bello de todos los bellos, el Ama comer, el disfruta de sentarse a la mesa... y el desea una mujer que sepa cocinar...

Entonces es cuando me siento acorralada, entre las pocas ganas que me dan entrar a una habitacíon tan inútil para mi, como la cocina... y las ganas de hacerle algo que pueda saborear, oler, degustar...

Ahhh! Que difícil, no quiero oler a cebollas y ajos... Pero quiero verlo extasiarse al comer un bocado...

Entonces me sumerjo en el mundo de las cantidades y las medidas... de los pocillos, y las preparaciones pegajosas, de meter la mano en la masa, y experimentar diferentes texturas... del horno caliente en pleno dia de 39° de termica, de las cebollitas sofritadas, y las palbras raras que aún no me aprendo... Me sumerjo, me sumerjo.
Y ahí está el esperano con una sonrisa...

Entonces me olvido que soy una pésima cocinera y me siento toda una Narda Lepes, solo para él... Solo cada noche...

1 comentario:

j. dijo...

Tiene una pintusa interesante, eh!
Eso de comer no deja de ser una búsqueda de placer... Yo creo que cuando le agarres el gusto vas a ser una gran chef.
Mientras, proba a hacerle los fideitos con arvejas. Te juro que son lo más.

Yo cocino... o lo intento (?)














No soy una gran gourmet, ni lo intento tampoco... De hecho tengo grandes problemas con el tema de la comida, porque, no me llama la atención. Me alimento porque es una necesidad biológica, que se ve en mi quedó dormida, nunca tuve gran fascionación ni por las comidas ni lugares de comer...

Pero él... el mas bello de todos los bellos, el Ama comer, el disfruta de sentarse a la mesa... y el desea una mujer que sepa cocinar...

Entonces es cuando me siento acorralada, entre las pocas ganas que me dan entrar a una habitacíon tan inútil para mi, como la cocina... y las ganas de hacerle algo que pueda saborear, oler, degustar...

Ahhh! Que difícil, no quiero oler a cebollas y ajos... Pero quiero verlo extasiarse al comer un bocado...

Entonces me sumerjo en el mundo de las cantidades y las medidas... de los pocillos, y las preparaciones pegajosas, de meter la mano en la masa, y experimentar diferentes texturas... del horno caliente en pleno dia de 39° de termica, de las cebollitas sofritadas, y las palbras raras que aún no me aprendo... Me sumerjo, me sumerjo.
Y ahí está el esperano con una sonrisa...

Entonces me olvido que soy una pésima cocinera y me siento toda una Narda Lepes, solo para él... Solo cada noche...